domingo, 7 de agosto de 2016

Profundidad

Ella se encontraba repasando su repentino acto fallido, allí estaban plasmadas en la pantalla la cruel realidad. La negación constante sufrió un breve desliz y, eso fue todo. Todo.

Siempre le asustó la profundidad del otro, siempre. Nada más arriesgado que soltarse y dejarse adentrar en ella, sin red de protección. Protección.

Se dice que aquello dicho está allí, a la intemperie y lo escrito, bueno, aquello es más grave aún, de lo escrito no hay retorno. Retorno.

Ella aún sorprendida de sí misma y su instante de sinceridad fallida se miró intensamente al espejo y repasó todos los acontecimientos que la llevaron a dicho momento… y así, sin vueltas y con la honestidad que la caracteriza, concluyó: “no, no alcanza, yo merezco más”. Más.


Y así fue que tomó el picaporte y comenzó a cerrar la puerta a su profundidad, aún no está lista para transitarla, o al menos no la que se le presenta. Aún no. No.

sábado, 12 de marzo de 2016

Las palabras se vuelan con el viento, ¿sabía ud?

Ella revisa y revisa cosas que le son dichas, así, espontáneamente. Hace no mucho tiempo atrás decidió soltar y dejar de insistir sobre lo insostenible. ¿Cuál era el sentido al final?. Cuál.

Sentía como se le drenaba la energía, el buen humor y su estado anímico mutaba hacia  espacios oscuros y de no retorno. No retorno.

De repente cimbronazos la traían nuevamente al “hoy” a la superficie, abría los ojos y cerraba la puerta al corazón. No vaya a ser que termine roto, de nuevo. Es así que se viste – diariamente – con su mejor vestido de “dejame sola, no quiero a nadie”, como Ella vende, todos compran. Todos.

Cimbronazos que rozan áreas delicadas, custodiadas por altas paredes que viene levantando hace años ya. Varias veces alguien logró derribarlas y Ella no tuvo la viveza para frenar lo inevitable. Inevitable.

Estar solo, decía el zorro al Principito, es un reencuentro consigo mismo y no debe ser motivo de tristeza, es un motivo de reflexión. El "problema" no es la soledad, es no querer estar acompañado. Acompañado.


Ella vivía los cimbronazos como baldes de agua fría que la traían a la fantasía y la alejaban de la realidad. El historial daba la nota y todo se repetía, una vez más. Cansada hasta el enojo - consigo misma - se gritó frente al espejo "basta de comprar promesas vacías". Basta.

miércoles, 3 de febrero de 2016

Mi mochila es más pesada que la tuya

Se escucha mucho ruido ambiente, por momentos se nota que el aire es libre y las remeras de “víctima” están en liquidación. Liquidación.

Ella camina y camina en busca de algo, de alguien, de sentir, de silencio, de amor, de paz. Paz.

Juega a ser y a no ser, porque ¿qué es más divertido que jugar a la escondida? Ella ya no le tiene miedo a la oscuridad ni a los fantasmas, esconderse está bien pero no hay nada más terrible que nunca ser descubierta. Descubierta.

Su mochila es suya y la de Ella es de Ella. ¿Suena redundante? Si, lo sé, lo es. Pero muchas veces es necesario repetir y repetir hasta que en el otro se genere el “clic” y las luces se enciendan. Todos tomamos caminos diferentes, venimos de recorridos diferentes, tenemos visiones-perspectivas diferentes, y Ella es fiel a su filosofía de que en la diversidad está la belleza de las cosas. Cosas.


Mi mochila es mía, no es más ni menos que la tuya. Sino que es mía y de nadie más. Nadie más.